Muchos argumentos hablan a favor de adquirir un producto realizado por un artesano, de los cuales enumeraré sólo unos pocos. Por ejemplo, la creación de piezas que encajan específicamente en las necesidades del cliente, la alta calidad de los mismos, se trata de piezas únicas (incluso en pequeñas series ninguna pieza es exactamente igual a otra), la perdurabilidad (las siguientes generaciones seguirán disfrutando de ellas) y por supuesto, el mantenimiento de un oficio milenario. Se trata de escapar de las producciones en masa que en la mayoría de las ocasiones tienen un pobre diseño, mala construcción y adolecen de detalles e imaginación, aparte de que seguramente hayan sido fabricadas en el extranjero.
En hierro se puede fabricar prácticamente todo, solo hay que mirar alrededor nuestro y fijarse un poco:
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